sábado, 7 de julio de 2012

Historia del ballet clásico

HISTORIA DEL BALLET CLÁSICO
Bastante antes de Luis XIV, tenían predicamento en las cortes las mascaradas y representaciones danzables, estas habían gozado de predicamento en la corte de Luis XII con el nombre de "ballets de cour". Entre las primeras representaciones suele citarse el "Ballet Comique de la Reine", dirigida por Beaujoyeux, con motivo de la boda entre la señorita Baudemont y el duque de Joyeuse. A partir de la creación de la "Academia de la Musique et la Danse" cobraron brillo y personalidad artística. Charles L. Beuchamp, maestro de danza de Luis XIV, fue el primero en sentar las bases de la "Danza Clásica".
En pleno barroco, Remau recoge, en Francia los principios de Beuchamp y Lully, para sentar las bases de la danza académica en un tratado, fijando las cinco posiciones fundamentales, de los pies, acompañadas por la correspondiente actitud de los brazos, del cuerpo y de la cabeza. En esa época carece de vida propia, atado a los prejuicios helenísticos, tanto en el aspecto argumental como en el de las vestimentas.
 
Noverre lanza al ballet por caminos más revolucionaros, convirtiéndolo en un drama pantomímico danzado, para  cuya comprensión no se requiriese más que la contemplación del ballet. Hacia 1830 el Romanticismo europeo se halla en su apogeo, surgiendo un tipo de ballet adaptado a los cánones románticos, los que tendían a una exaltación sensual del encanto femenino. María Taglioni introduce el tutú de gasa en La Sílfide y el baile de puntas. Esto relega al hombre en el ballet a un papel secundario, apoyando a la bailarina. La Sílfides y Giselle, escrito por T. Gautier para Carlota Grisi, son el súmmum de la expresión balletística de la época. Con la academia del romanticismo, lo que se gana en la música con los aportes de Tchaicowsky y Delibes, se pierde en sensibilidad emotiva. El ballet se convierte en una exhibición de virtuosismo de las bailarinas.

Ante la declinación del ballet parisiense, avanza en Rusia la adaptación del ballet romántico, cuyo artífice fue Marius Petipa, de esa época datan los ballets La Bella Durmiente del Bosque y El Lago de los Cisnes.datan los ballets La Bella Durmiente del Bosque y El Lago de los Cisnes.
A principio del siglo XX Isadora Duncan, bailarina norteamericana, rompió con la tradición del tutú blanco y las zapatillas de punta, danzando descalza y cubierta con una ligera túnica. Sostuvo también que toda música era susceptible de ser danzada, sin necesidad de partituras creadas o adaptadas para ser danzadas.
El gran innovador fue el coreógrafo Michael Fokine, rompió también con la tradición de las zapatillas rosa y los tutús blancos del siglo XIX. Conservó la danza clásica al servicio de una nueva corriente artística el "Ballet Ruso", al extenderse, a partir de 1918 por Europa y América contó con la bailarina Anna Pávlova, creadora de los ballets dramáticos solistas destacándose "La Muerte del Cisne".
 
De esta época son los ballets de Diaghilev.
Son la escenografía y la música los que se destacan y obligan a la danza a adaptarse a sus exigencias de plasticidad y colorido.

Entre los bailarines más famosos de la época se encuentra A Pávlova, Fokine y Nijinsky.
Los ballets de Diaghilev, enriquecidos por el aporte de músicos como Rimsky-Korsakoff, debbusy, Ravel, Stravinsky, y de Falla y de artistas como Picasso y Matisse tienen más del gusto parisiense que del ruso y se irradian desde la Opera de París a todo el mundo.
Pero fue Serge Lifar el encargado de dar a la danza el lugar de preferencia a los ballets, luchando por liberar a la danza de la dependencia de la música, considerando absurdo que no fueron concebidas para ser danzadas, cosa que venía ocurriendo con motivo del ballet ruso, en el que la danza era un mero elemento complementario de la música. 

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